Friday, September 03, 2010

Suprimiendo los malos pensamientos



Considero “malo”, todo aquello que puede llegar a hacer daño a uno mismo. Dejando a un lado las trabas mentales de la moralidad y de los actos humanos, lo “malo” sería todo lo que baja la vibración del cuerpo, como las células que dañan, y lo que quiere la ruina. “Malo” es la suma de todas las abominaciones, la primera enfermedad.

Ahora, considero a la “magia” como el conjunto de todas las fuerzas de la naturaleza. La “magia” que está presente en todas las cosas… todo es mágico, desde el agua que corre en el río hasta el quieto movimiento de todas las cosas, la respiración, el ruido, el fuego, todas las galaxias participan de la fuente de la totalidad, la magia de las fuerzas de la Naturaleza que se expanden al infinito.

Ahora bien, el uso de la magia que hacen los seres humanos (brujos, magos, chamanes) que llamamos conocimiento, puede ser “malo” (magia para hacer daño) o puede ser bueno (magia para curar); distinguiendo estos dos tipos de magia, podremos distinguir los buenos y malos pensamientos, discernir bien los buenos y malos amigos, discernir plenamente el bien del mal, la verdad de la mentira, la honestidad de la hipocresía, para que nuestra relación con la magia natural sea impecable.

Para evitar connotaciones racistas propias de la ignorancia humana, es pertinente no usar la palabra “negra” o “blanca” para referirnos a la magia, es mejor hablar de la magia para hacer daño en vez de “magia negra”, y de la magia para curar en vez de “magia blanca”. El uso de la magia tiene mucho que ver con la filosofía moral dualista, ya que es muy importante distinguir bien qué es la magia mala y la magia buena, para entender el bien y el mal, gradaciones de la misma magia natural, del mismo uso de la magia.

Entiendo por brujería al uso de la magia para contactarse con entidades de los planos paralelos al mundo físico. Así mismo, entiendo que la brujería puede ser mala o buena, pues si se invoca a los espíritus para propósitos bajos, viles, egoístas es malo o, lo contrario, para propósitos de curación y de fortalecimiento del espíritu es bueno. La brujería en sí no sería ni buena ni mala, sino que los propósitos de los seres humanos que hacen uso del conocimiento de las fuerzas de la naturaleza tendrían el carácter de bueno o malo.

Los actos humanos tienen su raíz en la motivación, en la intención. De allí que los brujos malos, magos que hacen daño, comercian con el conocimiento porque tienen intenciones de egoísmo, y enferma sed de mandar y dominar, propósitos específicos de decadencia extrema… usan la magia por una motivación, hacer daño. No hay ninguna maniquea eterna guerra entre el Bien y el Mal, propagada por los mitos dualistas, en verdad son las intenciones enfermas de los seres humanos la causa de la devastación, el pensamiento enfermo, el pensamiento y la mente degradada a lo más bajo -la infravoluntad y la bajeza puede ser combatido en una guerra de las intenciones, y mientras haya más gente leal a la Verdad, los adeptos de la degeneración tendrán sus días contados-.

Para quienes hemos abierto las percepciones de todas las cosas, la magia se presenta como un evento consustancial a la vida: cada acto, cada pensamiento, cada forma de ser es el resultado del fluir con la magia de la Naturaleza, y eso no es ningún secreto. Las sincronicidades en el día a día son producto de la magia con todas las cosas, nuestra conciencia y pensamiento es una sola con la conciencia de toda la Naturaleza, y cuando sincronizamos con las fuerzas naturales, no existe magia para hacer daño que nos venza. Somos uno con la misma fuerza infinita que quema en el centro de cada galaxia, en cada estrella y planeta, la fuerza que hace crecer a los árboles, que da vida y espíritu a todos los seres vivos, la fuerza vital que los artistas llaman Amor, es invencible.

Los pobres y degenerados mentales, traumados de pensamientos enfermos, los que “odian al Amor”, son nada más que engendros de la suma de todas las abominaciones y de todos los pensamientos e intenciones perversas y torcidas. Esta putrefacción jamás vencerá al Amor porque, el Amor es infinito, mientras que el odio y el dolor son sólo temporales, desviaciones del mismo Amor. Por eso la enfermedad existe para ser curada, así como todos los obstáculos y desviaciones están ahí para Superarlos, nacer es empezar a morir y morir es volver a nacer.

Lamentablemente, la suma de todas las intenciones torcidas ha formado ideoplasmas psíquicos, creencias, ideogramas, dogmas, que han tomado vida propia, y ahora han poseído a las perdidas almas humanas, desencadenando una real hecatombe moral. La suma de los pensamientos desviados ha creado plasmas de energía de muy baja vibración, y engendrando bastardos hijos de la muerte y del odio, engendros deformes de la magia para hacer daño, que arruinan la psique colectiva y preparan el camino a la devastación.

Los discípulos del odio han creado su milenario Imperio de la muerte, donde el alma colectiva se encuentra infecta por tanta insana competencia, materialismo, corrupción e hipocresía, enfermedades provocadas por las formas dañinas de pensar y de actuar, la sociedad de la época más oscura.

Todo el sistema establecido es producto de toda esa mala vibra que propaga la civilización del zombi-consumista, esclavo de la magia dañina colectiva, de las vibraciones bajas para desatar el infierno, la esclavitud, la estupidez , la decadencia.

La suma de todos los pensamientos torcidos, con su Sistema Establecido, es una enfermedad, por lo tanto puede tener una cura, debe haber una limpia chamánica para toda esta inmundicia, esta perturbación espiritual y moral de la noche de las eras tiene que llegar a su fin, esta sociedad debe tener su masa crítica y explosionar o implosionar, está llegando al estallido final, para la renovación.

La mente colectiva está demencialmente enferma, los actos bajos de la mayoría quedan registrados en los ojos del cosmos, empieza la avalancha, pues hay que acordarse de que “romper el tallo de una flor afecta a la galaxia más lejana”. Cada acto desencadena estallidos universales, cada intención torcida aniquila la vida, todo acto de vileza es un suicidio.

Es necesario reconocer los pensamientos propios para distinguirlos de los malos pensamientos extraños-externos, para poder guiar bien nuestras intenciones y voluntades, y no caer en la fosa inmunda donde se acumula la energía psíquica de las intenciones torcidas y de la magia para hacer daño. Siempre es bueno conocerse bien a sí mismo para nunca engañarse, y para actuar de la manera más impecable, hacer que las vibraciones del espíritu de la vida se encuentren en las más altas cumbres, por amor a la vida, por amor al amor, ser agentes de lo más sublime que existe... por honor al honor.